Los alemanes tienen pánico a la inflación. Y están viendo como la recesión se extiende por los países vecinos y afecta ya negativamente al crecimiento de la economía alemana (PIB en el primer trimestre de este año: 0,5%; segundo trimestre: 0,3%; tercer trimestre: 0,2%). La salida fácil es, de nuevo, invertir en cemento y ladrillo. Y el Banco Central alemán ya ha lanzado la voz de alarma. En lo que va de año los precios de los pisos han aumentado en un 11%. En los dos últimos ejercicios, en ciudades clave como Berlín, Düsseldorf, Frankfurt, Hamburgo, Colonia, Múnich y Stuttgart la factura a pagar por las llaves de un piso ha subido en un 20%.
La situación en la República Federal no es como la que se vivió en España en la última década, pero ese aumento de precios preocupa ya a los gestores del Bundesbank. “Vamos a ver si es preciso revisar las condiciones para conceder un crédito”, ha señalado la vicepresidenta de este organismo, Sabine Lautenschläger.
Está claro que se quieren hacer más exigentes los requisitos para obtener préstamos hipotecarios, que en estos momentos, sólo en el sector familiar, suman una cifra próxima a los 981.000 millones de euros. La mayoría de esos créditos corresponden a personas que se compran un piso para vivir en él. Pero el mercado se está calentando con la llegada de inversores extranjeros (rusos, israelíes, franceses, millonarios particulares griegos), quienes, además, están adquiriendo los edificios y viviendas más representativos y caros de las grandes ciudades alemanas.
Las agencias inmobiliarias, especialmente en Berlín, comentan que la demanda, sobre todo en el sector medio-alto de precios, no para de crecer después de unos años, los noventa y la primera década del siglo XXI, en los que se produjeron caídas sustanciales e incluso la congelación de esos precios. Naturalmente, las bajas tasas de interés favorecen este nuevo boom inmobiliario. En el año 2011, los alemanes firmaron créditos por valor de 11.000 millones de euros y el endeudamiento de las familias aumentó hasta llegar al billón y medio de euros, el mayor desde el año 2007.
Pero hay algo que distingue especialmente a los alemanes de los españoles: su prudencia. Nadie se endeuda por encima de sus posibilidades y se firman cada vez más créditos a largo plazo. En los últimos meses, según el Instituto de Economía de Halle, el pago del 90% de esos créditos se extiende a lo largo de diez o veinte años. Sólo el cinco por ciento se liquida en un solo año.
Mientras la recesión no toque con fuerza a Alemania, mientras los alemanes sigan teniendo un trabajo seguro y ahorros y mientras los créditos sigan siendo tan baratos, la alternativa del ladrillo seguirá siendo atractiva para muchos. El nuevo jefe financiero de la aseguradora Allianz, Maximilian Zimmerer, ve aproximarse la burbuja y aconseja a los bancos centrales de Europa y los Estados Unidos que cambien de política. “Están inundando el mundo con dinero barato -afirmaba recientemente-. Los bajos intereses conducen a la larga a unas inversiones erróneas. Es justamente así como se crearon las burbujas en los Estados Unidos, España o Irlanda”.
Fuente: El confidencial
sábado, 17 de noviembre de 2012
El Bundesbank advierte de una burbuja inmobiliaria alemana
12:00
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