“Sin palabras. Juzguen ustedes mismos”, dijo aquella presentadora de Telemadrid en junio de 2011 para dar paso a supuestas imágenes de la violencia del 15M en Barcelona. Lo que vieron los espectadores eran en realidad grabaciones de las manifestaciones de Grecia.¡Qué jaleo esta moda de manifestarse!, vinieron a decir en la cadena autonómica cuando se descubrió el cambalache. Hoy, los cócteles molotov, los uniformes policiales en llamas con sus propietarios dentro, los edificios incendiados que pusieron los ojos como platos a muchos españoles frente al televisor, siguen siendo una seña de identidad de la protesta helena que no se ha importado a España, que no ha llegado al país aunque lo hayan hecho las subidas del IVA y la austeridad asfixiante, el desmembramiento de la sanidad y la educación públicas, la reducción de salarios, la recesión. Ahora son los griegos los que se sorprenden cuando ven imágenes de manifestaciones en España. No por la violencia de los manifestantes, por la de la Policía. Los disparos de pelotas de goma cuando Cifuentes manda chimpón y sus consencuencias se están grabando en la retina de los griegos.
Y que lo diga un doctor, la propietaria de una tienda en la abandonada calle de Evripidou, la directora de un centro ateniense de asistencia a familias puede ser un guiño de complicidad hacia los españoles, a los que ven iniciar el camino que les han hecho recorrer a ellos. Que lo diga la Policía griega adquiere otro sentido. Porque las fuerzas del Estado heleno recetan con violencia genéricos de jarabe de palo, atacan con gases lacrimógenos de forma sistemática y llevan sobre sus espaldas barbaridades como el asesinato de Alexandros Grigorópulos, el joven de 15 años disparado en el barrio de Exargia durante una protesta estudiantil en diciembre de 2008.
El policía que mató a aquel joven “cumple condena en la cárcel por ello”, explicaba en su despacho de Atenas Fanariotis Ioannis, secretario general del Sindicato de Policía Nacional de Grecia, sin aparentar mucha intención de justificar a su ex compañero. “Mató a una persona y aún hoy no entiendo qué le llevó a sacar su arma y disparar”, añade. Ioannis reconoce que dentro de la Policía griega hay personas especialmente violentas, que se emplean con dureza contra los manifestantes. Pero, que la orden de disparar balas de goma venga de la Administración, que se use ese recurso de forma sistemática contra las manifestaciones, es algo que el policía griego asegura no entender. “El riesgo de matar a alguien es demasiado alto”, explica. La prueba se vivió en España en abril de este mismo año con la muerte de Íñigo Cabacas a causa del impacto en la cabeza de una pelota de goma disparada por la Ertzaintza durante los incidentes que se produjeron en Bilbao tras un encuentro de fútbol.
“En Grecia hubo un periodo en que se discutió el uso de las balas de goma y se decidió que no las utilizásemos. No tenemos ese tipo de armas. Como sindicato nosotros defendemos que no podemos utilizar esa medida. Si disparas balas de goma contra una manifestación, contra 1.000 o 2.000 personas no puedes saber a quién le vas a dar ni dónde. Si el Gobierno decide hacer algo así esta asociación estará en contra”, asegura. “No puedes resolver un problema generado por decisiones políticas con pelotas de goma. Si combates así a cinco, al día siguiente tendrás frente a ti a diez”.
Protesta policial
No sería el único motivo por el que el Gobierno se encontraría enfrentado con las fuerzas policiales griegas. Ni la primera vez. En un país donde la policía se paga su uniforme, costea de su salario las balas y ha visto cómo le suprimían las pagas extraordinarias y le rebajaban un 30% el sueldo mensual, que en muchos casos se sitúa ahora en torno a 700 euros, no es difícil encontrar a policías que den razones para enfrentarse a los gobernantes.
Ioannis habla ahora de lo difícil que es colocarse frente a los manifestantes para defender a la troika y al Gobierno cuando el cuerpo les pide darse la vuelta y entrar tras la pancarta, con los demás, en el Parlamento. De momento, no tarda en saltar al discurso del deber si se le pregunta por la posibilidad de que eso ocurra pronto, ahora que se negocia una rebaja de otro 12% de su salario dentro del nuevo paquete de ajuste presupuestario de Grecia para 2013 y 2014.
Es algo que también está ocurriendo en España. Policías manifestándose frente a policías repeliendo a tiros la manifestación. Lo diferente entre ambos países es que la Policía griega organiza sus propias protestas, separadas de las de los demás y en España han desfilado codo a codo abanderados de las asociaciones policiales con sindicatos mayoritarios y banderas republicanas.
“Cuando empezó la crisis nadie pensó que los recortes también nos estaban afectando a nosotros y que nosotros estábamos obligados a ponernos frente a aquellos que se manifestaban contra ese tipo de medidas. Teníamos que proteger al Parlamento y los políticos debido a las medidas que estaban tomando. Muchos pensábamos, estamos aquí porque ese es nuestro deber, pero nuestro pensamiento está con la gente que se está manifestando. Así es que hicimos nuestra propia manifestación frente al Parlamento, 3.000 policías protestando”, relata Ioannis.
En septiembre, reconoce que la cosa irá a peor. “Están tomando medidas que todo el mundo ve que no funcionan. Va a haber muchas protestas y la tensión aumentará”.
Fuente: Cuarto poder
domingo, 12 de agosto de 2012
La Policía griega critica el uso de pelotas de goma en España
9:00
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