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domingo, 27 de mayo de 2012

Zarzuela pidió poner la megafonía a tope en los 27 segundos en los que sonó el himno

Los ecos del himno, de los pitos y abucheos que acompañaron sus acordes y la trastienda de lo sucedido en el palco, parecen no tener fin. Los 27 segundos más esperados de los últimos años, tiempo en el que sonó el himno, no alteraron ni el protocolo, ni el comportamiento del Príncipe Felipe de Borbón, señalado con el rechazo por la mayoría de aficionados presentes en el Calderón. Nada le hizo cambiar el rictus, ni la discusión que mantuvieron Xavi y Puyol a la hora de recoger la Copa. Zarzuela intentó por todos los medios minimizar el impacto de la escena. La orden era clara: subir a tope el volumen con el fin de dejar en segundo plano la reprobación al himno y la presencia del heredero de la corona. Y así sucedió, pero ni el himno al tope a través de los 100.000 vatios de capacidad del equipo se sonido contratado al efecto sirvió para acallar las protestas.

Durante los últimos días se cuidó al detalle todo lo que tenía que ver con el palco. Nadie quería filtrar lo que iba a pasar, los que iban a ocupar asiento, los que no. Zarzuela y Moncloa mandaban sobre el protocolo, volviendo locos a los que organizan de manera perfecta la final de Copa, es decir, los empleados de la Federación Española de Fútbol. "Ha sido la más complicada de todas las finales. La política y el fútbol no tienen nada que ver", acertaban a decir tras el partido. Tras diferentes reuniones, todos estaban de acuerdo en que acallar los pitos era imposible. Pese a ello, la orden llegada de Zarzuela era clara: "Sonido a tope".

Las órdenes se cumplieron. Incluso, los primeros acordes se solaparon con música de película de héroes que sirvió de presentación de los dos equipos. El cambio en la intensidad del sonido fue brutal, lo que unido a la protesta elevaron el ruido que emanaba de las entrañas del Vicente Calderón hasta límites insospechados. Las radios captaron la intensidad de la protesta mejor que TVE, cuyo sonido no era de ambiente como las radios y sí de la mesa de mezclas de la organización, en la que se impuso el himno a las protestas. TVE no hizo nada extraño. No hubo cambios de planos extraños, ni poses de aficionados descolocados, tal y como sucedió hace tres años. Perfecta realización.

En las charlas que mantuvo el Príncipe con los presentes en el palco no dio mayor importancia a lo sucedido. Miró hacia otro lado. Soraya Saez de Santamaría, representante del ejecutivo junto a Moragas, departió con el presidente de la Liga de Fútbol Profesional, con José Luis Astiazarán, con Iñigo Urkullu, presidente del PNV, con el Lehendakari Patxi López, con Artur Mas, con Miguel Cardenal, presidente del CSD y con Luis Rubiales, presidente de AFE. Radios, convenio colectivo, calendario. Ángel María Villar, presidente de la Federación, se limitaba a observar. Las palabras de Esperanza Aguirre coparon más de una de las mini reuniones del palco de honor con un Enrique Cerezo ejerciendo de anfitrión.

Fuente: El Confidencial

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