A tan solo unas horas de la fecha fijada por la oposición para iniciar una oleada de movilizaciones contra el presidente Mohamed Morsi, en Egipto se respira un clima de expectación y temor ante un posible estallido de violencia. Las manifestaciones del viernes a favor y en contra del rais islamista transcurrieron de forma pacífica en la capital, pero en varias ciudades del norte del país se produjeron enfrentamientos que se saldaron con dos muertos, uno de ellos un ciudadano estadounidense, y 139 heridos, según fuentes del ministerio de Sanidad.
Los Hermanos Musulmanes atribuyeron estos disturbios, que incluyeron el asalto a varias de sus sedes, a los “vándalos” del grupo tamarrud, la organización de jóvenes revolucionarios que ha liderado la ola de protestas del domingo, día en que se cumple el primer aniversario de la investidura de Morsi. Una coalición de 40 partidos islamistas formada para apoyar al gobierno instó a los líderes de la oposición a “romper sus vínculos con las figuras corruptas” del régimen de Mubarak. Por su parte, tamarrud condenó el derramamiento de sangre de cualquier egipcio, independientemente de su filiación política.
En El Cairo, tres son los puntos de atención durante las próximas horas. En las inmediaciones de la mezquita de Rabá al Audawiya están concentrados los militantes islamistas seguidores del presidente Morsi, que ayer realizaron una demostración de fuerza reuniendo a decenas de miles de seguidores. En Tahrir, grupos opositores han levantado más de un centenar de tiendas de campaña ocupando la icónica plaza.
Asimismo, los jóvenes revolucionarios también han empezado a ocupar los alrededores del palacio presidencial de Ittihadiya, donde está previsto que converjan el domingo por la tarde cuatro grandes manifestaciones para exigir la dimisión del rais Morsi y la celebración de elecciones presidenciales anticipadas. Durante las últimas horas, las fuerzas de seguridad han erigido varios muros de protección en las calles adyacentes al palacio, tomadas por los cuerpos de policía.
El hecho de que algunas instituciones del país, como el Ejército o el gran imám de al Azhar, hayan alertado sobre la posibilidad de una confrontación civil ha desatado el miedo en una buena parte de la población. “En mi organización, nos han dicho que mañana mejor no vayamos trabajar”, explica Samira, empleada de una ONG local. De hecho, en los últimos días se han formado largas colas frente a las gasolineras de todo el país, y en parte, las autoridades lo atribuyen al deseo de la ciudadanía de acumular provisiones antes del domingo.
“Nadie sabe qué puede pasar a partir de mañana. Todos los escenarios están abiertos”, comenta Mustafá Kamel al Sayyid, profesor de Ciencia Política de la Universidad de El Cairo. “La clave está en si habrá violencia, o si la jornada transcurrirá pacíficamente. El Ejército ya ha dicho que, si hace falta, intervendrá para evitar que el país caiga en el caos”, añade. Sin embargo, existe un cierto consenso entre los analistas en que aun superando esta crisis, Morsi saldrá seriamente debilitado.
Fuente: El país
sábado, 29 de junio de 2013
Sube la tensión en Egipto
18:00
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