En contra de toda lógica -al menos aparente- el Tribunal Supremo trata de evitar que el juez Garzón se estrene en el banquillo de los acusados con el juicio en el que se le acusa de prevaricación por su intento de investigar los crímenes franquistas.
A pesar de estar concluida la instrucción de la causa desde antes del pasado verano, no se señaló la vista oral hasta fechas muy recientes, cuando ya estaba lista para juicio la que tiene abierta por la intervención de conversaciones en la cárcel a algunos de los detenidos en la trama Gürtel con sus abogados.
¿Por qué el Tribunal Supremo, el paradigma de la legalidad y de la imparcialidad, estableció un calendario de juicios que empieza con el de las escuchas de la Gürtel (15 de enero), sigue con el de crímenes
del franquismo (una semana después) y concluye con el de los cursos de Nueva York, aún sin fecha? Una hipotética condena en el primero amortiguaría, al menos en parte, los demoledores efectos mediáticos, especialmente a nivel internacional, de un probable absolutorio en el segundo, el de la causa que lo desalojó de su juzgado en mayo del 2010.
Con la citación en la mano para iniciar el viacrucis judicial el próximo martes y a los pocos días de serle notificada la resolución en la que aceptaban la recusación de cinco de los siete magistrados designados para formar el tribunal que ha de juzgarlo, Garzón recusó a Luciano Varela, uno de los sustitutos y que fue el instructor de la causa del franquismo.
Este vez, el abogado defensor no invoca razones técnicas para cuestionarlo: le atribuye graves descalificaciones a Baltasar Garzón ante un grupo de magistrados de la propia Sala Segunda del Tribunal Supremo, lo que demostraría que ha perdido la imparcialidad subjetiva y objetiva necesaria para poder juzgarlo. Pide que si el recusado no se abstiene voluntariamente, se cite a declarar como testigo a Siro García, que era magistrado emérito del Supremo cuando supuestamente se vertieron tales descalificaciones.
Si Varela no acepta abstenerse -lo más probable- la Sala del 61, a una semana del juicio, tiene poco margen para resolver la papeleta. Con este escenario, el aplazamiento del primer juicio, que es lo que realmente buscaba Garzón con el recurso, es casi inevitable. Otro hábil regate en el último minuto del partido.
Fuente: La voz de Galicia
martes, 10 de enero de 2012
Un hábil regate en el último minuto
17:30
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