“Se trató de un almuerzo muy protocolario”, subrayó uno de los invitados. A la comida oficial ofrecida por los reyes para despedir al Gobierno de Zapatero, que se celebró ayer en el Palacio Real, acudieron todos los ministros, algunos acompañados con su consorte, así como los príncipes de Asturias. Casi 30 comensales en total. Iñaki Urdangarin, protagonista de la actualidad informativa tras la decisión de la Casa del Rey de apartar al duque de Palma y calificar su comportamiento de “no ejemplar”, ni
estaba allí ni fue tema de conversación.
Ni la más mínima alusión al asunto en el corto discurso del rey. A pesar de que los negocios de su yerno al frente de Instituto Nóos han derivado en una investigación judicial que acabará, previsiblemente, con su imputación judicial. La supuesta trama facturó en nueve años 16 millones, el 40% procedente de fondos públicos.
Tras el besamanos ante los miembros de la familia real, el presidente del Gobierno, su esposa, Sonsoles Espinosa, y los ministros desfilaron al denominado Comedor de Diario, donde se sentaron siguiendo el estricto orden que establece el protocolo oficial.
En la mesa rectangular, el rey estuvo flanqueado por Espinosa –que tenía a su derecha a Felipe de Borbón– y la vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, Elena Salgado. Enfrente, la reina Sofía, que tenía a la diestra a Zapatero y a la izquierda al vicepresidente de Política Territorial, Manuel Chaves.
Dos minutos
El acto podría denominarse comida exprés por su brevedad y no se salió de los cánones establecidos. Según uno de los asistentes, comenzó a las 14.30 y finalizó prácticamente una hora después. En ese tiempo hubo brindis y un discurso del rey de no más de dos minutos, al que contestó Zapatero en otro del mismo tono y similar duración.
En su intervención, el monarca advirtió de que “vienen tiempos muy duros” en los que habrá que “ganar la batalla al paro y consumar la victoria definitiva” sobre el terrorismo. La respuesta de Zapatero “fue igual de protocolaria”, según las fuentes consultadas. El presidente del Gobierno en funciones agradeció al monarca sus palabras y puso de relieve el papel “clave y decisivo” que desempeñó en la Transición. También aprovechó para agradecer el trabajo realizado por los miembros del Gobierno.
“Ha sido una comida muy agradable en la que se ha puesto de manifiesto el respeto a la Corona y al rey”, afirmó uno de los comensales. Al almuerzo le siguió un café, informal y en pie, que se prolongó durante unos diez minutos.
De los asuntos relacionados con Urdangarin, nada de nada. Ya se había encargado el presidente del Grupo Parlamentario Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, de mostrar minutos antes en el Congreso su respaldo a las actuaciones de la Casa del Rey. “Todas las iniciativas que ha tomado la Casa Real en ese sentido”, señaló en su intervención a los medios, le parecen “bien”. No obstante, advirtió de que “si hay que tomar alguna más, se tomarán, pero dentro de la prudencia y mesura ante esa institución tan importante como la Corona”.
“Un ciudadano cualquiera”
Un día después de que la Casa del Rey anunciase que apartaba a Urdangarin de las actividades oficiales de la familia, su abogado y portavoz, Mario Pascual, afirmó que “a día de hoy es un ciudadano como cualquiera de nosotros”. Recordó en Onda Cero que la Fiscalía Anticorrupción informó el pasado 4 de diciembre de que “no hay ningún escrito ni informe” que solicite su inculpación o imputación.
En línea con el último comunicado de Urdangarin, su portavoz arremetió contra los medios de comunicación. Consideró así que las “noticias y comentarios” sobre las actividades de su cliente le están suponiendo un “grave perjuicio”. Pascual advirtió de la repercusión que puede estar teniendo “la actuación mediática, (...) especialmente divulgada o azuzada por determinados medios”.
Fuente: Público
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