La imagen en todas sus acepciones generó una fuerte atracción en los totalitarismos europeos. A diferencia de los discursos racionales, la imagen suscitaba emoción, identificación y no en vano la era de las masas fue la de las estrategias de su captación por los modernos medios de alcance universal y la psicología colectiva". Este hecho reconocido por todos los historiadores del siglo XX europeo es el punto de partida fundamental sobre el que Rafael R. Tranche y Vicente Sánchez Biosca construyen El pasado es el destino. Propaganda y cine del bando nacional en la Guerra Civil, publicado por editorial Cátedra el pasado marzo. El estudio analiza minuciosamente la imagen propagandística que Franco impulsó a través del cine, así como el efecto que buscaba generar en la sociedad española.
La proliferación de imágenes propagandísticas es una de las características fundamentales de la Guerra Civil. Esa propaganda supone en sí mismo un debate de ideas que se proyectó por toda Europa, continente dividido en las pugnas entre totalitarismo y democracia en las que se enmarca el conflicto bélico español.
Los medios de comunicación de masas, en plena expansión, tuvieron un papel fundamental en la difusión de ideas, como demostró Goebbels, ministro de Propaganda hitleriano y uno de los principales impulsores de la propaganda política. Fascinado por el éxito del modelo alemán, Franco importó el modelo en plena Guerra Civil. En abril de 1938, el Servicio Nacional de Propaganda, con el apoyo de Ramón Serrano Súñer uno de los hombres más fascinados por el sistema nazi en España, creó el Departamento Nacional de Cinematografía (DNC). El DNC se integraba en un servicio de propaganda que contribuyó de manera fundamental en la creación de una imagen del Estado que nacía de la guerra.
Franco contó con el apoyo de numerosos intelectuales para impulsar el proyecto del DNC como Gonzalo Torrente Ballester y Dionisio Ridruejo. El influjo de la escenografía utilizada por los propagandistas alemanes es evidente y muchas de las escenas que pueden verse en los primeros documentales y producciones privadas al servicio de la propaganda franquista tienen detrás un influjo evidente de Leni Riefenstahl.
El devenir de la guerra y la previsible victoria del bando sublevado generó un cambio en el tipo de propaganda intentando consolidar el futuro Estado totalitario mediante el adoctrinamiento. En ese contexto, la propaganda busca consolidar el franquismo en torno a tres ejes fundamentales: rechazo del régimen republicano, exaltación de la figura del dictador y enaltecimiento del pasado español.
Franco es presentado como un adalid victorioso, carismático, firme, trabajador, estadista y padre de familia. Subrayando su condición de vencedor, se retrata al general gallego viajando por España y acogido por las regiones que habían permanecido leales a la República. José Antonio Primo de Rivera, del que Franco se configura como sucesor, es mostrado casi como un santo, un líder que es exaltado como el primer impulsor del golpe de Estado y en cuyo honor se establece el 19 de noviembre, fecha de su muerte, una festividad en homenaje a los rebeldes.
Fuente: Público
jueves, 1 de septiembre de 2011
La propaganda al servicio del totalitarismo
18:30
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