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jueves, 8 de septiembre de 2011

La España del PP (o de Paco)

El 22-M fue la fecha dónde la ciudadanía en un acto tan democrático como irresponsable dio un poder casi absoluto a la derecha española. Sí, esa derecha que no condena el golpe de Estado franquista, esa misma derecha que mira para otro lado o peor aún, se lanza a la yugular sobre quien cuestiona la tan cacareada "modélica" transición española. Esa misma que se está dedicando a cambiar los nombres de las calles para sustituirlos por nombres de franquistas o falangistas (todos unos adalides de la democracia y las libertades). Esa misma que nos habla cada vez que le sale de sus maldades y rencores de estado policial. Esa misma que ya no habla de crear empleo, sino de que hay que apretarse muy mucho el cinturón. Supongo que no será el mismo cinturón que se ciñe en su espléndida figura la impresentable, y digo bien y por múltiples motivos, impresentable, señora Mª Dolores de Cospedal.


Quiero aclarar lo del término IRRESPONSABLE, que antes he utilizado. Voy a ello y espero que ningún perro de presa, como ya ha pasado, me ponga en el disparadero (aunque, la verdad sea dicha, me da exactamente igual). Digo lo de IRRESPONSABLE porque me parece muy curioso que en muchos lugares donde ya gobernaba la derecha (derecha, que nada de centro, hasta ahí podríamos llegar) y con deudas, déficits, ute´s que han propiciado condenas multimillonarias (Caravaca de la Cruz, por ejemplo), escándalos de supuesta y condenada corrupción..., pues se les haya seguido dando el voto, y nunca mejor dicho, de confianza. Y por no hablar de las Comunidades Autónomas. Ejemplos claros tenemos. Pero lo que estaba claro para el electorado es que había que castigar a Zp, Con dos cojones, u ovarios, según se mire.

Ahora llegan las elecciones generales, el 20-N, fecha en que la palmó el mayor genocida que ha conocida nuestra piel de toro. Que sí, que sí, que ya saltarán aquellos y aquellas diciendo (más bien rebuzando) que para qué remover la historia (supongo que se referirán a su historia). Pues la historia hay que conocerla y aceptarla.

Nos guste más o menos, según convenga, pero nunca manipularla u ocultarla como ha pasado aquí.

Las encuestas dan una mayoría holgada a la derecha patria. Una mayoría que le permitirá, una vez más, manipular a su antojo los medios públicos (habría que recordar que el ente público ya fue condenado por manipulación informativa en tiempos del "patriota" Aznar y un tal Urdaci). Que paralizará cualquier avance social y de derechos de los más desfavorecidos por la economía y la historia. Que apostará por mayores recortes sociales y por supuesto, por las privatizaciones de bienes públicos. ¿Es que la peña no tiene suficientes ejemplos antes y ahora? Pues parece que no. Y con esto no salvo de la quema al PSOE. Un partido de izquierdas que no ha querido darle una patada de una vez por todas al concordato con la Iglesia Católica, que no ha querido retirar la religión de los centros educativos o que ha preferido no abordar una reforma fiscal que grave a los que más ganan y dónde los impuestos no bajen, porque bajar los impuestos nunca, nunca, es de izquierdas. Por no hablar de la inconclusa Ley de Memoria Histórica o la reforma constitucional sin consulta popular.

Por eso, tras estas, creo, que necesarias aclaraciones y retomando el título del artículo, veo con estupor y escalofríos como volvemos a esa España de peineta, mantilla y sotana (nunca lo hemos dejado atrás, pero ahora vuelve con fuerzas retomadas). Volvemos a esa España cañí que retoma lo más rancio de este país que no ha sabido o no ha querido reemprender el vuelo hacia un horizonte que definitivamente deje atrás todo lo hediondo que tradicionalmente nos ha impedido evolucionar y dejar, por fin, enterrado bajo una losa de granito de 5 toneladas, todo lo que huele a franquismo, caciquismo e incultura galopante. Y si tras el 20-N los augurios se cumplen, el camino estará más que libre de obstáculos para que siga patente eso que acuñó el fundador del PP y ministro franquista, Manuel Fraga Iribarne, "España es diferente". Y vaya que sí lo es.

Fuente: Tele Prensa

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