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jueves, 17 de septiembre de 2015

Cuba reclamará en la Asamblea General de la ONU el fin del bloqueo de EEUU

Cuba presentará ante la próxima Asamblea General de la ONU una nueva resolución para que ese organismo condene el bloqueo económico de los EEUU contra la isla. El canciller Bruno Rodríguez aseguró que esa medida sigue vigente aun después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, afectando incluso a la Salud Pública.

El ministro de Exteriores cubano denunció que el Departamento del Tesoro de los EEUU acaba de impedir que una empresa de ese país venda a Cuba, a través de Brasil, Iridium 192, un elemento vital para el tratamiento radiológico del cáncer. Entre 2014 y 2015 la compañía Bayer dejó de suministrar los medicamentos Lopramide 300 y 370 -medios de contraste para el tratamiento de patologías graves- por la negativa de Washington a otorgar una licencia para vender a Cuba.

A nivel económico y financiero el bloqueo sigue con toda su vigencia. El 13 de noviembre del 2014, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) impuso una multa de dos millones de dólares a una compañía de los EEUU porque una de sus subsidiarias en el extranjero compró equipos que contenían níquel cubano. El 12 de mayo del 2015 -cinco meses después del anuncio oficial de las negociaciones bilaterales- el banco alemán Comercebank fue multado con 1.700 millones de dólares por mantener relaciones económicas con La Habana.

Tras la enumeración del castigo al que sigue sometida Cuba, Bruno Rodríguez afirmó: “Apreciamos la decisiones ejecutivas que Obama ha tomado, pero no puede decirse que se haya modificado la aplicación del bloqueo a Cuba. Las medidas de Obama van en la dirección positiva, pero son extremadamente limitadas”.

Consultado sobre una negociación para el fin del bloqueo, el canciller repitió que “no se van a hacer cambios internos para negociar el fin del bloqueo”, agregando que este nació como una medida unilateral, ha sobrevivido unilateralmente y debe desaparecer de la misma forma. “Cuba no tiene nada que negociar porque nuestro país no tiene medidas de bloqueo contra EEUU, no discrimina a las compañías norteamericanas, no sanciona a los turistas norteamericanos”.

Desde 1992, la Asamblea General de la ONU discute y aprueba cada año la resolución cubana para poner fin al bloqueo. Durante los últimos años el apoyo ha sido de 188 países votando en respaldo a Cuba y dos en contra, EEUU e Israel. El gran misterio es qué ocurrirá ahora, cuando también la administración Obama ha dicho que el embargo económico a la isla debe terminar. Podría darse la paradoja de que todos los gobiernos del mundo voten en contra y que, a pesar del rechazo unánime, este permanezca vigente por la voluntad de una parte de los miembros del Congreso estadounidense.

El poder del Congreso radica en que en 1996 el entonces presidente Bill Clinton convirtió en ley el embargo a Cuba, dejando en manos de los parlamentarios el destino de las relaciones con La Habana. Además, durante su mandato se aprobó también la ley que permite castigar a empresas de terceros países que comercien o inviertan en Cuba. El ejemplo más conocido son las sanciones que se aplican a la empresa canadiense Sherrit, la cual trabaja en la extracción de níquel.

El Gobierno cubano considera que el primer paso en las negociaciones –el restablecimiento de relaciones diplomáticas- se ha cumplido, pero aclaran que para llegar a una “normalización de las relaciones” es imprescindible el fin del bloqueo y la devolución de la base militar de Guantánamo, ubicada en el este de la isla y utilizada como prisión para retener durante años a sospechosos sin necesidad de enjuiciarlos ni de demostrar su culpabilidad.

Finalmente, el canciller Rodríguez recordó el objetivo del bloqueo contra su país, mencionando un memorando del Departamento de Estado de los EEUU, fechado el 6 de abril de 1960: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro, no existe una oposición política efectiva. El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria. Hay que poner en práctica todos los medios posibles para debilitar la vida económica, negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios, nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.

Fuente: Público

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