Por estos días se cumplen 75 años de la retirada de las Brigadas Internacionales de la Guerra Civil española. Sin embargo, su memoria permanece viva más fuera que dentro de España como lo demuestran los casi 200 monumentos erigidos por todo el mundo, especialmente en Inglaterra, Francia e Irlanda. Y los que se siguen levantando, ya que este mismo año se han construido cuatro nuevos memoriales en las islas británicas. Por contra, en España —donde hay una treintena de memoriales, entre monumentos y placas— el monumento inaugurado en 2012 en el campus de la Universidad Complutense, corre el peligro de ser derribado tras una sentencia dictada este año por el TSJ de Madrid. Y todo por un defecto burocrático de forma por la falta de una licencia urbanística municipal. Ademá,s este monolito aparece manchado muy a menudo por la acción de elementos ultras.
Alrededor de 50.000 voluntarios procedentes de medio centenar de países de todo el mundo se alistaron para ayudar en la defensa de la democracia republicana a partir de octubre de 1936. Su variada procedencia se suma a su diferenciado perfil profesional, aunque a todos les unió el ideal de combatir el fascismo internacional y doméstico que acabaría arrasando la breve experiencia republicana democrática española. Tuvieron importante participación en destacadas batallas como las del Ebro, Jarama, Teruel, Belchite y en la defensa de Madrid en el otoño de 1936.
Por no hablar de las muchas que se libraron en el entorno del frente que dividió Andalucía en dos por las provincias de Córdoba y Jaén durante la mayor parte de la contienda. La última acción en combate en la que intervinieron los brigadistas extranjeros fue en Corbera d'Ebre (Tarragona) y concluyó con su retirada en la madrugada del 24 de septiembre de 1938, tres días después de que el presidente del Gobierno republicano Juan Negrín declarase ante la Sociedad de Naciones en Ginebra la retirada unilateral de todos los efectivos extranjeros del ejército republicano, anuncio que no encontraría contrapartida similar por parte de los sublevados.
Justamente en Corbera d'Ebre se dan cita estos días destacados representantes de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI) con medio centenar de descendientes ingleses de los brigadistas británicos que lucharon en aquella postrera batalla, organizados en torno a una potente asociación —International Brigades Memorial Trust (IBMT)— que hace del Reino Unido el país con más memoriales en recuerdo de aquellos voluntarios idealistas que plantaron cara al fascismo en España. Según la AABI, Reino Unido e Irlanda suman un centenar de memoriales en honor de los brigadistas, el triple de los existentes en toda España.
Con motivo del 75º aniversario de la retirada de las BBII —cuyo acto más llamativo fue el impresionante desfile que protagonizaron por el centro de Barcelona el 28 de octubre de 1938, presidido por Azaña, Negrín y Companys—, se estrenará en la ciudad condal la adaptación del musical Goodbye Barcelona, que homenajea a los brigadistas; se instalará también una placa en la Casa de Velázquez de Madrid, sufragada por la Embajada de Francia; y se conmemorará a comienzos de noviembre en Madrid, como cada año, la llegada de las BBII entrando en combate en la defensa de Madrid en la ciudad universitaria."Lamentablemente sólo un antiguo brigadista estará este año con nosotros", dice Severiano Montero, portavoz de la AABI. "Será el hispanofrancés Joseph Almudéver, de 94 años, porque los que quedan vivos en todo el mundo no llegan ni a diez".
La sensibilidad con la memoria histórica española y, en concreto, con el recuerdo a los brigadistas internacionales no para de crecer en el extranjero. En concreto, el temor a la retirada del monumento en la ciudad universitaria provoca una honda preocupación en relevantes instancias. Prueba de ello es la reciente carta de la vicealcaldesa de París, de origen español, Anne Hidalgo, dirigida al presidente Rajoy y al ministro Gallardón, donde les expresa su rechazo al desmantelamiento del monumento de las Brigadas Internacionales ordenado por la Justicia madrileña. "Formo parte de los que piensan que la amnesia es uno de los peores enemigos de la democracia. Con la destrucción de este monumento, temo que se debiliten otras fundaciones, menos materiales y más espirituales", dice textualmente esta destacada dirigente política francesa, hija de emigrantes gaditanos.
La especial sensibilidad británica por este asunto se ha visto refrendada también por el Parlamento de Westminster, ya que más de medio centenar de diputados de la Cámara de los Comunes se han adherido a la iniciativa promovida por el veterano parlamentario laborista londinense Jeremy Corbyn. Tras recordar que en la defensa de Madrid murieron muchos brigadistas ingleses, la Eearly Day Motion —que así se denomina el tipo de moción— "llama al Gobierno de su majestad a hacer gestiones ante el Gobierno español para asegurar que el monumento permanezca en su lugar para que las futuras generaciones puedan recordar algunos de los momentos más importantes de su historia". Se da la circunstancia además de que entre los 56 diputados que la suscriben no sólo hay laboristas —como la famosa exactriz titular de un Oscar, Glenda Jackson—, sino también liberal-demócratas, nacionalistas y conservadores. Es decir, representantes de todo el espectro ideológico británico.
Entretanto en España, los amigos de las Brigadas Internacionales se sienten más tranquilos con el paso del tiempo sin que nadie haya instado a demoler el monumento desde que se conociera la sentencia del TSJM en mayo. Severiano Montero atribuye la polvareda mediática levantada en torno a la decisión judicial a "un ardid propagandístico de la extrema derecha, que no puede soportar que el monumento esté en un lugar tan visible y emblemático donde se libró una larga batalla por la defensa de la libertad".
Fuente: Público
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