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martes, 11 de junio de 2013

Un testaferro y un apoderado de Urdangarin le delatan ante el juez

El caso Nóos tiene ya dos arrepentidos: Robert Cockx, supuesto testaferro que facilitó una empresa y una cuenta en Suiza para el cobro de 375.000 euros, y Mario Sorribas, apoderado en la empresa Aizoon, cuya propiedad comparten Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina de Borbón. La nueva declaración de ambos, este lunes ante el juez, deja muy debilitada la posición del duque de Palma ante las graves acusaciones de corrupción que pesan sobre él y sus negocios. Sorribas y Cockx confesaron los supuestos manejos ilegales de Urdangarin, después de negarlos en anteriores declaraciones. Le delataron.

La Fiscalía Anticorrupción considera que las declaraciones de Sorribas y también las del publicista Miguel Zorío “ayudan a cerrar el círculo” para argumentar con más indicios y elementos de prueba la acusación global de la trama supuestamente delictiva del Instituto Nóos, el negocio que Urdangarin montó junto a su socio Diego Torres.

Tras casi tres años de investigación judicial, estos dos antiguos colaboradores y amigos de Urdangarin vienen a dar la espalda al yerno del Rey. Ambos no son formalmente arrepentidos pero la acusación valora “su colaboración”. Los dueños de Nóos, Iñaki Urdangarin y Diego Torres, están imputados por supuesta malversación de seis millones de euros que pagaron los Gobiernos de Baleares y de la Comunidad Valenciana por distintos eventos.

Mario Sorribas dejó a su jefe, Iñaki Urdangarin, sin coartada posible. Antiguo colaborador y mano derecha del duque, Sorribas confesó al juez que tras el veto del Rey a sus negocios privados, en marzo de 2006, Urdangarin siguió liderando con Diego Torres proyectos parecidos a través de las fundaciones Areté y Fundación Deporte Cultura e Integración Social (FDCIS), con las que trabajó para las iniciativas de los Juegos Europeos de Valencia y del plan olímpico Madrid 2016.

Sorribas explicó al juez que la empresa Aizoon, cuya propiedad compartían los duques de Palma, no tenía plantilla ni técnicos ni especialistas para trabajar en apoyo de Urdangarin como asesor y consejero de grandes multinacionales. Urdangarin había declarado todo lo contrario para justificar por qué facturaba sus servicios de consejero (cerca de un millón de euros) en esas empresas a nombre de Aizoon y no lo declaraba en el IRPF como rendimiento del trabajo personal. Para fingir la existencia de una red de trabajadores, el yerno del Rey dio de alta a familiares, a trabajadores domésticos de su casa particular y a estudiantes. Sorribas aseguró al juez que nunca vio a ninguno de esos empleados en la empresa, en la que el único que trabajaba era él. Dos abogados presentes en la declaración aseguraron que vieron desde la primera pregunta un “cambio de actitud” en Sorribas.

Por su parte, Miguel Zorío declaró que por indicación del duque de Palma se le hizo modificar el concepto de las facturas de los Juegos Europeos (nunca realizados) tras ser rechazadas por la Generalitat valenciana. Además, Zorío negó haber cobrado 70.000 euros, como afirman otros colaboradores de Urdangarin, por su participación en una operación de asesoría internacional que el yerno del Rey cerró con Aguas de Valencia y el Banco de Valencia.Zorío rechazó, en una nota, ser ni testaferro ni arrepentido.

Fuente: El país

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