La apuesta del presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, por el crecimiento, que permea la batería de medidas para relanzar la economía anunciadas el domingo, puede zozobrar si en las negociaciones con la troika para cerrar las condiciones del rescate de 10.000 millones prevalece la postura del Fondo Monetario Internacional (FMI), que propone recortes salariales y despidos de funcionarios. Y todo parece indicar que así será, pese a los buenos propósitos —y la retórica del discurso para consumo interno— del mandatario.
Porque, si algo ha dejado claro la crisis de las dos últimas semanas, desde que el 15 de marzo el Eurogrupo acordara el primer rescate, es que en Chipre se puede avanzar a desmentidos y retroceder a sobresaltos; el comportamiento de la Bolsa en su reapertura tras dos semanas de cierre, prevista para este martes, podría ser el primero. Tras apuntar Anastasiadis que con la troika no se está debatiendo ni una rebaja de sueldos públicos ni el despido de funcionarios, su ministro de Finanzas, Mijalis Sarris, matizó este lunes el mensaje para sugerir que sí habrá recortes salariales. La propuesta del FMI, que los medios locales denominan “segundo memorándum” y que pretendería apretar las clavijas a Chipre desde el principio para evitar una repetición del caso griego, contempla el despido de 2.000 empleados del Ministerio de Educación y el recorte de los sueldos públicos en un 5%.
El diario Fileléfzeros (Liberal) publicó este lunes un borrador del memorándum, que especifica algunos de los objetivos de los prestamistas internacionales. Entre ellos está la consecución de un superávit del 1,2% en 2016, algo que, según su portavoz, el Gobierno chipriota considera imposible. Este es uno de los puntos que más fricción provoca, ya que la troika aceptaría la posibilidad de un superávit presupuestario en 2017, pero el Gobierno no lo ve factible hasta 2018.
Otros puntos son conocidos, pues fueron condiciones previas al rescate de la troika, como el incremento del impuesto sobre el valor añadido (IVA) en un punto este año (del 17% al 18%), y otro suplementario en 2014 (19%). Además, el Gobierno de Nicosia deberá privatizar una serie de empresas públicas o semipúblicas, entre ellas las de electricidad, teléfonos o puertos. Parte de estas medidas fueron aprobadas por el Parlamento hace tres meses.
Pese a las imposiciones de la troika y las advertencias de Sarris, Anastasiadis volvió a insistir en el objetivo del desarrollo. “La batería de medidas [anunciadas el domingo] están enfocadas hacia el crecimiento y por el crecimiento”, declaró el líder conservador tras asistir en Nicosia a un oficio religioso con motivo de la fiesta nacional, que conmemora el inicio de la lucha armada contra el poder colonial británico, en 1955. Luego presidió un Consejo de Ministros extraordinario.
El programa del Gobierno tiene dos pilares fundamentales, atraer inversión extranjera con incentivos fiscales a las empresas que reinviertan sus beneficios y una reforma legislativa para permitir el juego. Pero ambos propósitos afrontan sendos inconvenientes: el primero, la subida del impuesto de sociedades, hasta ahora del 10% y que tras el rescate tasará al 12,5%; el segundo, la empecinada oposición de la Iglesia, contraria a una actividad que es legal en el norte de la isla, bajo ocupación turca desde 1974. De hecho, la baza del juego como fuente de ingresos ha cobrado relevancia desde que a finales de 2011 el entonces presidente, Dimitris Jristofias, del partido comunista AKEL, rechazara la propuesta de un megacasino, inversión que diversas fuentes cifraron en torno a los 10.000 millones de euros y tras la que presuntamente se hallaba el magnate Sheldon Adelson. El Eurovegas chipriota pasó de largo por las “objeciones morales” de Jristofias y su partido.
Con frentes abiertos por doquier, Anastasiadis estudiaba integrar en un Gobierno de unidad nacional a los comunistas de AKEL y los socialdemócratas de EDEK. No parece probable que la oferta se materialice enseguida, porque la prioridad es completar la negociación con la troika este jueves. La urgencia tiene que ver con la inminencia de la reunión del Eurogrupo del próximo 12 de abril, pero sobre todo con el desembolso del primer tramo de ayuda, que Nicosia espera percibir en mayo.
Fuente: El país
martes, 2 de abril de 2013
El FMI insiste en rebajar sueldos públicos y despedir a 2.000 funcionarios en Chipre
12:00
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