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sábado, 8 de septiembre de 2012

El empresario ‘ultra’ no quiere sindicatos en sus casinos

El séquito de Sheldon Gary Adelson ya está en España. El perfil oficial del magnate dice que es el consejero delegado y tesorero de Las Vegas Sands. Es, sobre papel, uno de los ejecutivos con más experiencia en el negocio de casinos y convenciones. Y para dar una idea de su capacidad y agresividad negociadora, basta con recordar que antes de dedicarse a esto, fue agente hipotecario, asesor de inversión y consultor financiero.

Lo que no cuenta ese perfil es que el ejecutivo tiene alergia a todo lo que suene a lo que él denomina “economía socialista”; que sus hijos le llevaron a los tribunales acusándole de timarles, ni habla de la influencia de su segunda y actual esposa en todo lo que hace o que para defender sus intereses personales y los de su negocio, no ceja ni un minuto en movilizar su fortuna personal para hacer tambalear el debate político en un momento crucial.

Es campaña electoral en EE UU. Sheldon Adelson está metido de lleno en la batalla a las presidenciales y está movilizando su ingente fortuna para torpedear la reelección de Barack Obama. Durante las primarias republicanas ya desembolsó 20 millones de dólares para apoyar al aspirante Newt Gingrinch. Y con el candidato casi elegido, ahora pone una cantidad similar por Mitt Romney, que podría incluso doblar o hasta quintuplicar.

La primera apuesta del magnate le salió mal. La segunda, que incluye a Carl Rove, el que fuera el cerebro político de George Bush, se verá el primer martes de noviembre. Pero de momento, ya consiguió que The New York Times le dedicara el pasado fin de semana un editorial para denunciar su agenda personal, ideológica y financiera. Es la donación personal más grande que se conoce. Pero representa solo un pico si se compara con su riqueza.

Adelson aparece el 14 en la última lista de multimillonarios de la revista Forbes, publicada el pasado mes de abril, con una fortuna de 24.900 millones. Es el consejero delegado del operador de casinos Las Vegas Sands desde hace 14 años. Su remuneración anual se acerca a los 10 millones. Eso le coloca entre los 178 mejor pagados en el mundo corporativo y el séptimo en la hostelería.

El negocio de los casinos es muy volátil y su marcha está sujeta a la salud de la economía. Eso provocó que la capitalización de Las Vegas Sands, y por extensión de su fortuna personal, se desplomara hasta tocar fondo en marzo de 2009, cuando la acción de la compañía se pagaba a 1,7 dólares. Ahora vuelve a sufrir otra corrección, por la incertidumbre de la deuda en Europa.

Aún así, sus títulos se pagan ahora a 43,5 dólares, un repunte del 1.890% en tres años. Hace dos meses llegaron a los 62 dólares. Un rendimiento bursátil que casi multiplica por cuatro el de Apple. Para dar dimensión a su imperio, basta con fijarse en los resultados de Sands en el tumultuoso primer trimestre. Los ingresos fueron de 2.760 millones, un 31% más que en 2011 y un récord para el sector.

De ese total, 2.260 millones los generan sus casinos. El resto del dinero que entra por caja lo generan las habitaciones de los hoteles que opera, las tiendas, los restaurantes y las convenciones que se celebran en sus instalaciones. La mayor parte del negocio se genera en Singapur y Macao. Todo esto le aportó un beneficio trimestral al grupo de casi 500 millones de dólares.

Ya puestos a comparar, la capitalización bursátil de Las Vegas Sands (35.000 millones de dólares) es más del doble que las de sus rivales MGM (5.190 millones) y la de Wynn Resorts (10.300 millones) juntas. Y las ansias de expansión de Adelson no se quedan solo en España. Con un efectivo de 7.300 millones, está explorando la manera de entrar en Japón, Corea del Sur y Vietnam.

Adelson, de 78 años, casado y con cinco hijos, no llegó a terminar sus estudios en el City College de Nueva York. Es un empresario forjado a sí mismo, que creció en Boston en el seno de una familia judía sin recursos. Ahora, considerada la octava fortuna de EE UU, es conocido por su ideología conservadora radical y una de las figuras más activas en la defensa de los intereses de Israel, hacia donde van sus cheques.

Hasta tal punto moviliza su fortuna para influir en el juego político, que llegó a crear hace cinco años un periódico en Israel con el propósito de tumbar al Gobierno de Ehud Olmert –que al final cayó solo por un caso de corrupción interna. La influencia de su mujer segunda, Miriam Ochsorn, no se pasa tampoco por alto en las decisiones que toma en política.

Como ponía en evidencia el editorial del New York Times, su donación a Romney es la máxima expresión de su ideología. Sus casinos en Las Vegas, por ejemplo, son los únicos sin sindicato y se opone en firme a que se eleven los impuestos a las empresas. Como General Electric, Boeing, Cisco Systems, Apple o Google, Las Vegas Sands consigue importantes ahorros al no repatriar el dinero que generan sus filiales en el extranjero.

El negocio de los casinos de Adelson, conocido por The Venetian y Palazzo en Las Vegas, no escapa de la polémica tampoco en China. El Departamento de Justicia tiene abierta una investigación para determinar si la compañía violó la legislación que penaliza el pago de sobornos en el extranjero mientras se cuestiona las condiciones laborales en China.

Fuente: El país

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