El guión estaba escrito de antemano, pero el desenlace no se hizo público hasta ayer. Iñaki Urdangarín anunció a mediodía, a través de un comunicado difundido por la agencia Efe, lo que Telefónica, la Casa del Rey y el propio duque de Palma habían pactado antes del verano: que el yerno de Don Juan Carlos abandona todos sus cargos en la multinacional española, de la que ha sido consejero tras su salida forzosa en 2006 del Instituto Nóos, primero en Barcelona y desde 2009 en Washington.
Urdangarín y su esposa, la infanta Cristina de Borbón, vivirán a partir de ahora en Barcelona, la ciudad en la que tenían fijada su residencia antes de trasladarse a la capital estadounidense, junto a sus hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene. El duque de Palma se volcará en preparar su defensa por si finalmente debe sentarse en el banquillo; su mujer, previsiblemente, seguirá trabajando para la Fundación La Caixa; y los cuatro nietos de los Reyes empezarán el nuevo curso escolar en la capital catalana.
El yerno del Rey se esforzó ayer en dar a entender que su decisión de romper con Telefónica ha sido autónoma, sin interferencias de ningún tipo: "He decidido solicitar a la compañía una excedencia temporal, la suspensión de mi contrato y de mis funciones", afirmaba en su comunicado. Pero lo cierto es que el presidente de Telefónica, César Alierta, con el beneplácito de La Zarzuela, ya había negociado con el duque de Palma una oferta que éste no podía rechazar: presentar públicamente su marcha como una "excedencia temporal" y, sobre todo, voluntaria. O lo que es lo mismo: una salida honrosa que le evitara el estigma de ser destituido, según han señalado a El Confidencial fuentes cercanas a la operadora.
Improbable reingreso
Siguiendo el guión establecido, el marido de la infanta Cristina aseguró que había comunicado su decisión a la Casa del Rey, pese a que ésta fue consultada e informada de todos los movimientos desde el primer momento. Urdangarín justificó su renuncia, que le privará de unos ingresos anuales de 1,4 millones de euros -más otros 1,2 millones de retribución en especie-, apelando a "la posibilidad de que el procedimiento judicial abierto y en el que estoy en curso pudiera tener alguna incidencia negativa para el Grupo Telefónica". Y en un forzado intento de irse con la cabeza alta, dejó la puerta abierta a un improbable reingreso en la compañía.
"Regreso de Washington a Barcelona con la intención de volver a desarrollar con la compañía nuevas actividades en el futuro", sostenía en su comunicado. Pero ésa es una posibilidad que se antoja remota, y a la que Urdangarín pareció recurrir ayer más como una fórmula retórica de reivindicación de su inocencia. Sólo si fuera absuelto, en un eventual juicio oral, de los cargos de corrupción que pesan contra él, el duque de Palma podría poner fin a su "excedencia temporal" y solicitar su vuelta a Telefónica. Pero incluso en ese caso la reincorporación se presume más que dudosa, según las fuentes consultadas, que dan por definitivamente cerrada su etapa en la operadora.
La honda inquietud y la indisimulada preocupación en la cúpula de Telefónica se desataron mucho antes de que el juez José Castro imputara a Urdangarín el pasado mes de diciembre; y lo hicieron al compás de las informaciones periodísticas que iban revelando los oscuros negocios de su consejero y delegado en Washington. La decisión de la Casa del Rey de apartarle de su agenda oficial desconcertó aún más a la compañía y la enfrentó a un serio dilema: destituir al duque de Palma para evitar daños mayores a la imagen de la empresa -al fin y al cabo el Rey ya le había condenado al apartarlo de su lado- o esperar instrucciones de La Zarzuela.
Alierta y sus hombres de confianza optaron por esta última alternativa. "Si la Casa del Rey pidió a Telefónica que fichase a Urdangarín y lo enviase a Washington", señalaron entonces a El Confidencial fuentes muy cercanas al presidente de la compañía, "también tiene que ser la Casa del Rey la que diga cuándo debe destituirlo. Alierta está atado de pies y manos porque no fichó libremente a Urdangarín; fue una decisión política, una cuestión de Estado. Y tampoco lo puede despedir sin el consentimiento de Don Juan Carlos".
Que no pareciera un despido
La pasada primavera, sin embargo, La Zarzuela dio luz verde a Telefónica para resolver tan espinoso asunto. Alierta y la cúpula de la compañía respiraron aliviados. Pero faltaba por cerrar un asunto de no menor calado: cómo forzar la salida del duque de Palma sin que pareciera un despido. "Si Urdangarín ya no estuviera casado con la infanta Cristina, el desenlace se habría producido mucho antes. Pero, al fin y al cabo, sigue siendo un miembro de la familia real, es el yerno del Rey y el padre de sus nietos, y no podía salir por la puerta falsa", apuntan las fuentes consultadas. La solución parecía sencilla: se iría voluntariamente, no le echarían.
Sin embargo, quedaba un último obstáculo: cuándo anunciar la decisión. La infanta Cristina y Urdangarín ya habían decidido que, tras abandonar éste Telefónica, la pareja y sus hijos dejarían Washington y se instalarían de nuevo en Barcelona. Pero no antes de que los cuatro niños terminaran el curso escolar en la capital estadounidense. Así que, en una última pirueta del guión, Alierta propuso renovar el contrato al duque de Palma, que vencía el pasado mes de julio, por un año más. Iñaki y Cristina querían que el anuncio se hiciera público cuando los trámites de la repatriación, la mudanza y, sobre todo, encontrar un nuevo centro escolar para los pequeños en Barcelona ya estuvieran resueltos. Y todos esos planes se vendrían abajo si trascendía que el contrato de Urdangarín no había sido prorrogado.
Un portavoz oficial de la Casa del Rey aseguró ayer que ésta "fue informada tanto de la decisión de Urdangarín de pedir la excedencia como de la de regresar con su familia a Barcelona". Y añadió que "la posición" de La Zarzuela sobre el alejamiento del duque de Palma de la agenda oficial "no ha cambiado". Es decir: que seguirá sin participar en ningún acto de representación de la Corona, ni junto a su esposa ni en compañía de otros miembros de la familia real. Por su parte, un portavoz de Telefónica rehusó hacer comentarios. "La compañía", señaló, "no tiene nada que decir".
Fuente: El confidencial
miércoles, 29 de agosto de 2012
Alierta y la Casa del Rey pactaron una salida 'honrosa' de Urdangarín en Telefónica
18:00
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