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martes, 20 de marzo de 2012

Brutal asalto de una banda armada, ordenado por Poppe + Potthoff, a sus trabajadores

Los trabajadores estaban en huelga en protesta contra el traslado previsto de importantes pedidos a otros lugares. Cuando las negociaciones con la Dirección no condujeron a nada, los trabajadores bloquearon algunos vehículos. En la tarde del domingo (26 de febrero de 2012) fueron atacados por una veintena de agentes de seguridad procedentes de Alemania. Vestidos de negro, sin insignias de la compañía, pero algunos de ellos con chapas de Lonsdale, popular entre los grupos neonazis, iban armados con porras, bates de béisbol y gases lacrimógenos, y llevaban pasamontañas y chalecos antibalas. Estaban allí para llevarse el material de la fábrica bajo órdenes de la Dirección. Mientras lo hacían, golpearon a los trabajadores y destruyeron salas de estar y salas de informática de la empresa. A algunos trabajadores les fueron confiscados sus teléfonos móviles y algunos de los ocupantes fueron puestos bajo custodia en una habitación.

Siguiendo un llamamiento del sindicato, estos sujetos fueron retenidos en la fábrica por unos doscientos trabajadores y sindicalistas de la región. En la noche del domingo al lunes la banda fue sacada de la fábrica bajo custodia policial.

En una carta IG Metall Bielefeld protestó "enérgicamente contra el brutal asalto por una banda de matones contra los miembros de la Unión sindical en huelga".

Condenamos este uso de una milicia privada y exigimos la aplicación de las leyes belgas contra las milicias privadas. Exigimos sanciones severas y juicio contra la policía de Sprimont. La policía estuvo presente desde el principio, justo después del asalto, pero no desarmó ni detuvo a la banda. No les identificaron y se los llevaron de vuelta a Alemania en un coche de la policía, sin hacer preguntas. Rehusaron escuchar la queja de uno de los trabajadores golpeados y le aconsejaron sacar sus propias conclusiones. Todo esto son deficiencias del sistema de la policía belga. El Ministro del Interior, Turtelboom, lo admitió ante el Parlamento belga.

Exigimos que la queja registrada por el sindicato reciba una atención rápida y seria. Este incidente con la milicia privada, más o menos bajo la protección de la policía, despierta recuerdos de un episodio oscuro en la historia europea. Esta acción debe interpretarse a la luz de las campañas a nivel europeo, patrocinadas por los círculos empresariales, en contra de los sindicatos. El objetivo es claro: destruir los derechos sociales y la oposición contra los draconianos recortes presupuestarios, también por medios antidemocráticos.

Fuente: PCE

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