La libertad nos falta hoy también. La democracia, la única que tuvo nuestro país en su historia, asesinada a manos de quienes hoy sientan en el banquillo a cualquier magistrado que pueda tener la oportunidad del reconocimiento de aquello por vía de la legalidad, cada día cae a manos de banqueros y políticos corruptos.
País de sinvergüenzas asentados en sus poltronas desde arriba hasta abajo, nos dejamos manipular a cada instante por don dinero sin sufrir
apenas ya arcadas al verlo, al sentirlo o al permitirlo. Mientras tanto, una ley que prometía acercar la justicia a las víctimas, contribuyó a poner una losa mayor sobre cada una de ellas, impidiendo de hecho, que no de derecho (el no reconocido aquí), para hacer que Miguel Hernández siga siendo, ante su familia y la sociedad, un delincuente común, traidor a su patria que merece la pena de muerte. Por rojo. Por poeta. Por escritor ¿Por ilustrado? Ni siquiera: por pueblo.¿Queda alguien ahí? Me pregunto, porque no sé si a veces las miles de lecturas que tenemos en nuestros medios a diario son un espejismo de realidad, en el que caemos los restos de aquellos muertos… tal vez estamos en otra fosa común de una cuneta, como tant@s otr@s, pensando que pensamos, creyendo que decimos y escribimos, y solamente nos sentaron en el banquillo, o nos echaron al hoyo.
¿Qué país permite que 80 años después, muertos y muertas por la libertad sigan sin tener justicia? ¿Cómo se cuenta esto a los hijos que tuvimos o a los que no tuvimos? ¿Qué mundo se ocupa de hacer nuevas guerras lejos, cuando la propia no alcanzó la paz?
Y en el albor de este nuevo 14 de diciembre me pregunto ¿qué libro falta por escribir? ¿Qué película por rodar? ¿Qué música hemos olvidado? ¿Quién nos vendió este aire viciado en el que hoy, un día como otro cualquiera, seguimos mirando con temor a los herederos del franquismo mientras nos roban la razón?
Hoy es necesaria la República, y mañana también, porque ¿quién quiere seguir temiendo a la libertad?
Que viva la República y que sigamos reviviendo a las víctimas.
Fuente: La República
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