Son las once y media de la mañana en el Polígono Industrial de Rivas- Vaciamadrid (Madrid), la sagrada hora del bocadillo. Un grupo de jóvenes de entre 17 y 23 años se cobija a la sombra de un camión. Aparentemente no comparten nada, pero todos tienen algo en común que los ha unido en un curso de mantenimiento de edificios y de preparación para la obtención del graduado escolar: abandonaron la
escuela obligatoria con el objetivo de ganar dinero.
"A los 17 años me echaron del instituto. Yo quería trabajar, quería dinero. Era el típico cabrón en la escuela", señala Ayax Arroba, de 20 años. "Después de un par de trabajos, me quedé en el paro y me acordé de las palabras de mi madre", recuerda.
"El mundo ha entrado en la economía del conocimiento", señala Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología. "La posición de un país depende del conocimiento relativo que posea, es decir, de su capital humano, que en buena medida procede de la educación", prosigue. ¿Y si el capital humano no está bien formado? "Entonces, se produce un descenso de la capacidad tecnológica del país y nos es más dificil competir con el resto de países. Por lo que somos más pobres", responde Ángel de la Fuente, investigador del Instituto de Análisis Económicos del CSIC.
Como Ayax, otros cientos de miles de jóvenes abandonaron sus estudios antes de obtener el graduado escolar. Concretamente, el 31% de los escolarizados. Una cifra muy alta en relación a los socios europeos, según señala el informe de la Organización para la Cooperación y el De-sarrollo Económicos (OCDE). Pero ¿cuáles son las consecuencias que hay detrás de las cifras?
No obstante, el catedrático en Sociología Julio Carabaña difiere con esta tesis: "En los niveles en los que se encuentra el sistema educativo en Europa, la reducción del gasto educativo no afecta en nada, ni a largo ni a corto plazo".
Gasto o inversión
Ayax comparte su bocadillo con Richard, que abandonó el instituto hace dos años, cuando tenía 15. Cuando Richard dejó la escuela, el sueño económico ya se había hecho trizas. "No te voy a negar asegura que me he visto en alguna conversación en la que me he dicho: Joder, si hubiese estudiado estaría entendiendo de lo que están hablando". Richard y sus 23 compañeros están becados por el Ayuntamiento para que obtengan el graduado escolar, mientras que la tasa de paro entre quienes poseen la Educación Secundaria Superior es 10,7 puntos menor que entre los que solo tienen la educación obligatoria.
Para César Coll, catedrático en Psicología Evolutiva, hablar de "gastar" en educación o de "invertir" definen a la perfeccióndos ideologías y dos maneras de hacer política. "Hay quien cuando habla de recortes a la educación dice que están tomando medidas de ahorro. ¿Cómo va a ser ahorro recortar la inversión en el futuro y en la democracia? ¡Nos va a salir más caro!", opina. "Si no se invierte en educación, la población tiene menos herramientas propias para la integración y depende más de subsidios", analiza.
Fernández Enguita agrega que otro de los efectos de la comunión entre la crisis económica y los recortes educativos es el efecto Mateo, concepto que toma su nombre de un versículo de la Biblia y que se puede resumir en esta frase: los ricos son más ricos y los pobres, más pobres. "Los primeros pueden invertir más en educación y salir reforzados de la crisis, mientras que los pobres, con el agua al cuello, no", asegura Fernández Enguita.
Capacidad crítica
"Sin educación no puede haber democracia. El voto universal sin un sistema educativo que proporcione unas bases mínimas de entendimiento es igual a un sistema basado en la manipulación", explica Coll. "La educación tiene que proporcionar el espíritu crítico", agrega.
Rafael Feito, sociólogo de la educación, va un poco más lejos. "Con estos recortes se abre una brecha mayor entre educación pública y privada. Es un acto suicida para la democracia que los futuros dirigentes se eduquen en instituciones privadas, sin contacto con la sociedad real. Es matar la génesis de la democracia", concluye.
Fuente: Público
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