Ha habido momentos en que el dolor no ha dejado a María Bueno hablar. Ella tuvo a su hija el 24 de diciembre de 1981 en el hospital municipal de La Línea (Cádiz) y nunca más supo de ella. Ha movido cielo y tierra. Y desde hace tres años, su caso está bajo secreto de sumario en un juzgado de lo penal. “No nos dicen nada, no sabemos qué están investigando. Así que como no tenemos nada, cualquier avance es bueno decisiones como la de la jueza argentina es bienvenida”, cuenta María, presidenta de Alumbra, Asociación por la Lucha de Madres de Bebés Robados de Andalucía.
Este viernes también contará su historia a la delegación del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias. “Porque aquí en España están vendiendo humo y todo es mentira. De nada sirve que abras una ventanilla, como ha hecho el Gobierno, si la gestión se queda en el mostrador. A ver si la ONU llama al orden a este país“, añade.
Es consciente de que a las familias afectadas -en La Línea se concentran casi un centenar de casos- nada le devolverá a estas alturas a sus hijos, pero siguen peleando para conseguir, al menos, paz. “La transición fue una manta para tapar las conciencias y lo que olía mal. ¿Cómo pueden señores que han estado en la estructura de una dictadura, firmando penas de muerte, estar sentados a los cuatro meses en otros despachos con gente joven para llevarnos a un Estado de derecho? ¿Cómo te sientas con tus verdugos a negociar?”, se pregunta María.
La querella presentada en Argentina también investigará el caso de los niños robados, aunque tiene un límite temporal: junio de 1977, cuando se celebraron las primeras elecciones democráticas. “Esto es lo que no me gusta. No se le puede poner fecha de caducidad a los delitos. No se le puede poner puertas al campo. Es imposible que la dictadura acabe un año y ese mismo año comience el Estado de derecho”, afirma.
La implicación internacional en la investigación de los crímenes franquistas abre, según la presidenta de Alumbra, una grieta en esa manta de ocultamiento de la que habla. “Y esperemos que se convierta en un socavón”, concluye tras reconocer que están asqueados y cansados: “En Australia, la primera ministra ha pedido perdón. Aquí no se ha reconocido nada. Todo es decir pero no hacer. Nos haremos viejos y seguiremos buscando. Es otra historia vergonzante para España por la que el Estado está pasando de puntillas”.
Fuente: Andaluces diario
viernes, 27 de septiembre de 2013
Familias afectadas por el caso de los bebés robados también piden ayuda a la ONU
9:00
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