Cerca de 1.200 personas se congregaron ayer en el centro de Santiago de Chile para homenajear al dictador Augusto Pinoceht. Respondían a la convocatoria de la asociación Once de septiembre, que tenía previsto mostrar el documental Pinochet con la idea de enseñar "la verdad" sobre quien consideran el mejor presidente de la historia del país.
Con lo que no contaban es que a la cita también iban a acudir detractores del dictador, que iban a doblar en número a sus seguidores. Unas 3.000 personas, según cálculos de la policía, se reunieron en un parque situado a unos 500 metros del teatro donde se desarrollaba el evento para protestar contra la el gobierno militar de Pinochet (1973-1990).
Sin embargo, cuando los manifestantes intentaron acercarse más al teatro, fueron respondidos por la policía. Durante las tres horas de duración del evento, el entoro del teatro Caupolicán de Santiago se cubrió de gases lacrimógenos, chorros de agua y gritos. Hasta 64 personas fueron detenidas, todas acusadas de desórdenes y daños en la vía pública. Además, hubo 22 heridos, 20 agentes y dos civiles, según la policía.
Entre los manifestantes hubo grupos de encapuchados que protagonizaron varios altercados y emprendieron acciones violentas en las inmediaciones, provocando numerosos destrozos en el mobiliario urbano. A pesar de la presencia policial, tampoco faltaron los choques directos entre los seguidores del dictador y los manifestantes.
Los asistentes al teatro, equivalentes a una quinta parte de la capacidad del recinto, fueron evacuados del sector en autobuses resguardados por la policía, tras haber visto el documental y escuchado algunos discursos. Varias organizaciones de derechos humanos repudiaron el acto. Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), responsabilizó al Gobierno por la represión policial de los detractores de Pinochet y definió el homenaje como "un acto de genocidas". Aunque no puso objeciones a su realización, el Ejecutivo del presidente Sebastián Piñera se distanció del acto.
El alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, ha tildado de "error" la autorización a dicho acto y ha asegurado que en hasta diez puntos de la ciudad se han registrado disturbios a causa del homenaje a Pinochet. "Yo lo dije antes", ha sostenido Zalaquett, "que hubiera preferido que no se hiciera, porque todos sabíamos lo que iba a pasar". "Yo creo que Chile necesita mirar hacia delante", ha declarado a la cadena chilena CNN.
En el interior del teatro, uno de los más aplaudidos fue Augusto Pinochet Molina, nieto del dictador y excapitán que fue expulsado del Ejército a fines del 2006, tras pronunciar sin permiso de sus superiores un discurso incendiario en el funeral de su abuelo, fallecido el 10 de diciembre de ese año. "Este es un acto para honrar la historia", dijo Pinochet Molina, para quien el legado de su abuelo "se ve en la economía, en la seguridad que tiene Chile". Entre los invitados al acto estuvieron el español Miguel Méndez, nieto del político ultraderechista español Blas Piñar.
Fuente: Público
lunes, 11 de junio de 2012
Enfrentamientos en Chile durante un homenaje a Pinochet
16:30
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