JP Morgan admite que se enfrenta a una investigación por estafa masiva

JP Morgan, el mayor banco por activos de Estados Unidos, se suma al banquillo de los presuntos criminales donde ya se encuentra Bank of America, aunque en el caso de este último, las demandas presentadas en su contra son civiles.

Según los informes regulatorios presentados por la entidad capitaneada por Jamie Dimon, las divisiones criminales y civiles del Departamento de Justicia del país investigan su negocio hipotecario durante los años previos a la crisis subprime.

Negocio hipotecario

El banco reconoció por primera vez la existencia de diversas investigaciones que aventuran nuevos problemas relacionados con el negocio hipotecario de JP Morgan.

Por un lado, la División Civil de la Oficina del Fiscal Federal del Distrito Este de California, que abarca el área entre Sacramento y Yosemite, ha concluido de forma preliminar que JP Morgan se burló de las leyes federales mediante la venta de títulos hipotecarios de alto riesgo entre 2005 y 2007. Por otro, las autoridades elaboran una investigación criminal cuyo estado se encuentra todavía en una fase preliminar.

JP Morgan está respondiendo asimismo a "una serie de citaciones y solicitudes informales para obtener información de otras autoridades federales y estatales" sobre la venta de esos productos durante el mismo periodo, de acuerdo con el documento. Los fiscales federales en Filadelfia examinan si JP Morgan engañó a los inversores a comprar títulos hipotecarios con problemas que luego acabaron por colapsar, según informaron al New York Times personas cercanas a la entidad. Específicamente, los reguladores están investigando si JP Morgan generó los valores respaldados por hipotecas sin asegurarse de que cumplía los estándares mínimos de suscripción.

JP Morgan sigue así la estela de Bank of America, el segundo mayor banco a este lado del Atlántico, que el pasado viernes advirtió que el Departamento de Justicia y la Comisión de Mercados y Valores de EEUU tenían la intención de presentar sendas demandas civiles por la securitización de activos hipotecarios llevada a cabo por la entidad antes de la crisis financiera de 2008. Las denuncias presentadas formalmente a comienzos de esta semana tiene como protagonistas a las hipotecas residenciales de alto riesgo que fueron empaquetadas y posteriormente vendidas como activos de inversión entre distintos inversores.

Sin embargo, los distintos frentes abiertos ponen de manifiesto que la entidad capitaneada por Dimon no levanta cabeza y sigue siendo vigilado de cerca por las autoridades reguladores. La semana pasada, el banco aceptó pagar 306 millones por manipular el precio de la energía en California y Oriente Medio.

El que fuera considerado como la niña bonita de la industria financiera de EEUU, especialmente durante el azote de las tóxicas hipotecas basura que acabó por desatar una recesión económica mundial sin precedentes, se ha convertido en un imán para el escrutinio en los últimos años, atrayendo la atención de por lo menos ocho agencias federales, un regulador del estado y dos reguladores europeas. Las autoridades no sólo han investigado al banco por su negocio hipotecario previo a la crisis sino también por la descomunal pérdida de 4.500 millones generada por uno de sus traders en su mesa de inversión en Londres en 2012.

JP Morgan reconoció en su informe regulatorio que los múltiples frentes judiciales abiertos podrían acabar por costar bastante caro a la entidad. De hecho, el banco ha tenido que retirar 5.080 millones hasta finales de junio para hacer frente a las posibles represalias.

Fuente: El economista